*Por Juan Carlos Bregy
Durante varios años formé parte del Equipo Docente de una Maestría en la Facultad de Agronomía de la U.B.A.; los alumnos, claro, no eran jóvenes ingresantes que provenían de ese adefesio incomprensible para estos tiempos educativos llamado C.B.C.
Los alumnos eran Directores y Docentes de Escuelas Rurales y Agrarias de distintos puntos del país. Casi con un dejo de perversión, el primer “Trabajo Práctico” que les proponía era que hagan una búsqueda en la tapas de los principales diarios del país de los últimos cinco años para “ver” cuándo la palabra EDUCACIÓN aparecía en la tapa de esos medios escritos.
El trabajo se complejizaba un poco más porque “no valía” que la noticia que asociara la palabra EDUCACIÓN cuando estuviese en la tapa tuviese que ver o bien con conflictos docentes (paritarias, huelgas…) o porque había una fracaso masivo, por ejemplo, en el Ingreso a la Facultad de Medicina de determinada Universidad…
El trabajo parecía arduo; pero si uno se avivaba, terminaba siendo bastante sencillo: cuántas veces aparecía la palabra Educación en la tapa de los más importantes medios?…adivinaron, NUNCA.
Con el paso de los años, intenté complicar un poco más aquella tarea que le daba a mis alumnos (bastante mayorcitos ya, con la ventaja que provenían de distintos lugares del país y además, tenían una heterogénea formación política lo que ponía a salvo cualquier tendencia que pudiese a alguien ocurrírsele). Aquel primer “Trabajo Práctico” ahora era investigar que proponían sobre el “tema”, sobre la “cuestión” educativa las diferentes Plataformas Electorales de los distintos Partidos Políticos mayoritarios del país…aquello, también fue bastante desalentador: prácticamente no se encontraba nada sobre EDUCACIÓN en aquellas Plataformas Electorales y lo ínfimo que había eran solo banalidades que daban hasta un poco de vergüenza ajena por lo que se planteaba, al estilo: “la importancia de la educación” o “todos los chicos deben estar en la escuela” o “la familia es la primer educadora” o… tres ejemplos ya son suficientes para entender, no?.
La EDUCACIÓN en Argentina es algo que “no vende”, que -evidentemente- no es tema de “tapa”, que no forma parte de aquello en lo que no tendría que haber grieta; por el contrario, debería ser la EDUCACIÓN el puente que ayudara a cruzar la grieta a aquellos que están más marginados hacia un futuro mejor y esto que no suene a frase de campaña u oportunista. Es la idea que se tiene o que tienen en aquellos países que saben que invirtiendo en educación, invierten en futuro.
No es necesario llenarnos de datos y volver a denunciar los (pocos) días de clases que se tienen por año, el ranking en el que nuestro sistema educativo se encuentra entre los países del mundo, la falta de respeto que significa para padres y alumnos que han realizado un esfuerzo inmenso para estudiar, cumplir con las tareas, completar todo lo pedido y ver que el compañero de banco puede “pasar de año” con seis, ocho, doce materias por más que luego se hable de la compensación curricular como si eso fuese suficiente, como si se lo utilizase como correspondiese o como si aquellos comunicadores que lo enuncian (generalmente para justificar lo injustificable), supiesen de lo que se está hablando.
Los niveles de pobreza del país, son alarmantes (no solo desde ayer, sino desde hace varias décadas…); los índices de indigencia son escandalosos que no solo duelen los ojos, sino el corazón al leerlos. Cada día aumenta más el número de niños y jóvenes que abandonan el sistema educativo, que pierden ese “cordón umbilical” que es la escuela que los conecta con la posibilidad de aspirar a una vida mejor, a una mejor oportunidad que les permita soñar que el futuro no es tan negro como se lo pintan aquellos que ni los conocen, pero que día a día, mes a mes, año a año, los ignoran, los invisibilizan y los utilizan solo con la necia ambición de un voto más.
Hace unos años, un gran pensador y educador argentino, Guillermo Jaim Etcheverry escribió un gran libro: «La tragedia educativa» que debería ser de lectura obligatoria de cualquier argentino de bien.
Humildemente, creo que se equivocó de título, debería de haber sido “La desidia educativa”.
Juan Carlos Bregy
- Licenciado en Gestión de la Calidad Educativa (USAL) / Diplomado en Investigación en la Universidad “San Carlos de Guatemala” / Actualmente es el Director Ejecutivo de la Asociación FEDIAP