Están jugando con fuego, y se van a quemar…

Por Pablo González

 

No es nuevo que la Argentina esté en crisis. Más bien podríamos decir todo lo contrario: ¿Cuándo no hemos estado en crisis?

Golpes de Estado, hiperinflaciones, corralito,  estallidos sociales, y hasta una guerra, han formado parte de la realidad que soportó la sociedad en las últimas décadas.

Sin embargo, hay algo que los políticos y la clase dirigente no están viendo. Por debajo de esa resignación, de ese cansancio generalizado por tantos años de malaria, se mueve un desánimo que puede llevar a algunos cambios impensados.

No me malinterpreten: no estoy hablando de un golpe de estado, o de un estallido popular como el del 2001. Estoy hablando de la irrupción de “un nuevo modelo político” que reclama la sociedad, y que muchos no están interpretando.

La aparición fulgurante de un personaje como Javier Milei sólo puede explicarse por este fenómeno, ¿De qué otra manera podría interpretarse el crecimiento de esta figura que hasta poco sólo formaba parte de los programas politícos/económicos de la TV?

Milei encarna la antipolítica. Y con ese simple slogan está construyendo su base de sustentación. Lo minimiza Juntos por el Cambio, y lo subestima el Frente de Todos. Pero el tipo va…

La clase política tradicional argentina está jugando con fuego. La Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sigue asestando golpes institucionales a su propio gobierno. Critica a Martín Guzmán y Alberto Fernández como si ella no fuera responsable de nada. ¿Tan bien estaba la Argentina en 2015, cuando terminó ganando Mauricio Macri? Alcanzaría un poquito de autocrítica para darse cuenta que ella también forma parte de los problemas del país. Pero la autocrítica es lo que menos abunda en Cristina…

Del otro lado, reaparecen Macri y sus halcones autoconvenciéndose de que necesita otros cuatro años (el segundo tiempo) para terminar su obra inconclusa. Por el bien de todos, ojalá durante el segundo tiempo continué en el banco de suplentes… Y los otros de Juntos, juegan a ver cómo arman sus candidaturas, inmersos en una abulia llamativa.

En el medio la gente. Con una inflación cada vez más cercana a la hiperinflación tan temida, y tratando de llegar a fin de mes. Es cierto que la economía se mueve y que hay más trabajo que antes. Pero el derrame de esa reactivación económica no ha caído para el lado de los pobres, ni de la clase media. Como siempre, la torta se la llevan los ricos.

Señores, señoras: están jungando con fuego. Y tengan cuidado porque es muy probable que se terminen quemando…