Nos tapó el humo, y seguimos con el cuento de la buena pipa

 

Por Pablo González

Cuando éramos chicos, más de una vez venía alguien y nos pregunta: ¿Querés que te cuente el cuento de la buena pipa? Y si el interesado decía que sí o que no; entonces el otro le respondía: Yo no digo que sí o que no, digo que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa… Y así seguía ese monótono diálogo hasta que nuestra paciencia de niños se agotaba. De esta forma se jugaba con nuestra paciencia infantil…

Pues bien, la historia de los incendios en las islas se está pareciendo cada vez más a aquel cuento de la buena pipa: juegan con nuestra paciencia, una y otra vez… Que la responsabilidad es del gobierno nacional, que es de la provincia de Entre Ríos, que es de Santa Fe, que es del gobierno bonaerense, que es del municipio, etc., etc. etc. Unos acusan a otros, los otros a los otros, y así en forma ilimitada hasta que damos la vuelta y volvemos al punto de partida.

Lo cierto es que, una vez más, los nicoleños hemos amanecido tapados de humo. Un humo denso, irrespirable, que afecta pulmones, ojos, piel, y calidad de vida. Ni hablar de la ropa, que queda impregnado de un olor insoportable ¿Importa ya -a esta altura- de quién es la culpa? ¿O deberíamos estar buscando la solución entre todos?

Desde San Nicolás, las autoridades han expresado una y otra vez que ellos están prácticamente atados de pies y manos, porque los incendios son en Entre Ríos y la responsabilidad excede al accionar que pudiera desarrollar el municipio. Sin embargo, hay una realidad: el humo viene para nuestra ciudad, y afecta a los nicoleños. Así que más allá del origen del problema, algo deberían hacer.

Si algo ha caracterizado al Departamento Ejecutivo local es su capacidad de gestión. Hacen cosas, aún existiendo impedimentos de distinta índole. Recuerdo, sin ir más lejos, cuando culminaron con fondos propios los viaductos que cruzan debajo de las vías del ferrocarril, porque Nación no aportaba el dinero que se necesitaba para finalizar la obra.

También ahora –conflicto por medio- han metido mano en los terrenos del batallón para construir el Parque del Acuerdo. Y el Parque Aguiar se ejecutó pese a la oposición de ambientalistas y sectores opositores. ¿Por qué entonces cruzarse de brazos o resumir el accionar a una denuncia judicial, cuando el humo está trastocando la vida de los nicoleños?

A esta altura del partido, a los habitantes de esta ciudad les importa un bledo quién es el culpable. Lo único que quieren es que alguien ponga punto final a este problema. ¿O tendremos que acostumbrarnos a convivir con el humo de aquí a la eternidad?

Dicen que es muy difícil encontrar a las personas físicas que son responsables de iniciar los incendios. Yo no estoy tan seguro: si la justicia hiciera lo que corresponde, se sabría. Pero supongamos que eso es cierto. Pues bien: entonces el municipio debería crear algún cuerpo especial que esté alerta para detectar los focos ígneos ni bien se originan, antes de que se desmadren, y actuar en consecuencia.

Calculo que con diez personas dedicadas sólo a este tema, se podría tener bastante controlada la situación. Ya que los incendios ahora también son parte de nuestras vidas, pues deberían crear una brigada especial dedicada a esta problemática.

Es sólo un pensamiento en voz alta. Si tienen una idea mejor, pónganla en práctica. Pero no nos sigan contando “el cuento de la buena pipa”…