Un gobierno liberal, bajo el manto del peronismo

 

Por Pablo González

 

Después de lo que fue el menemismo en la década de los ´90, pensé que no volvería a ver un gobierno peronista liberal. Pero una vez más más, me equivoqué. Es que la política no deja de sorprenderme, a pesar de que hace ya casi cuatro décadas que me dedico a analizar la realidad.

Lo que está pasando en estos días en la Argentina es tan claro y evidente, que no deja el menor margen de dudas. El liberalismo está gobernando de nuevo, ahora bajo el manto del peronismo. ¿Cómo podría definirse –caso contrario- a una política económica como la que está llevando adelante el ministro-presidente Sergio Massa?

Dejemos de lado la ideología y el fanatismo. Analicemos fríamente las medidas que se han tomado:

-Suba estratosférica de la tasa de interés. Ni siquiera en los tiempos de Macri se llegó a semejante nivel de tasa. Dicen que es para controlar al dólar, porque la inflación es muy alta y si la tasa no es positiva todos acuden al billete verde. La consecuencia es obvia: alimentan la bicicleta financiera, ya que resulta más fácil sentarse a tomar un café y cobrar los intereses, que producir bienes y servicios. Al mismo tiempo se torna prohibitivo acceder a un crédito razonable; y como si fuera poco le aplican la guillotina a los atribulados ciudadanos que se endeudan con  la tarjeta de crédito.

-Dólar soja: Después de acusarlos de golpistas, finalmente decidieron premiar a los productores y grandes exportadoras que especulaban guardando sus granos. Les otorgaron un dólar preferencial, muy superior –por ejemplo- al que tienen las pymes que desean exportar, El argumento es otra vez el mismo: “necesitamos dólares”.

-Le otorgan un nuevo blanqueo a los evasores. Es decir: eludieron al fisco no pagando sus impuestos, y ahora pueden traer el dinero sin penalización alguna.

-Aumentan las tarifas a un nivel que se tornarán poco menos que impagables, cuando empiecen a llegar las boletas el mes que viene.

El esquema es muy claro: premian a los poderosos, y castigan a los de abajo, ya sea trabajadores activos, jubilados o indigentes.

Es verdaderamente gracioso: echaron a Martín Guzmán porque supuestamente era el que estaba haciendo un ajuste. Pero lo que vino después fue mucho peor, a punto tal que Guzmán ya parece socialista-progresista al lado de las medidas que se están adoptando en estos días. Y encima piensan que todos somos boludos: nos quieren hacer creer que están luchando contra las grandes corporaciones, cuando lo único que hacen es favorecerlas.

No es que los anteriores se hayan lucido mucho. Todos sabemos el país que nos dejó Mauricio Macri y sus secuaces: una deuda monstruosa, y el aparato productivo paralizado. También sabemos lo que piensa hacer la derecha cuando llegue nuevamente al poder: ajuste más brutal, y un sistema laboral casi rayano con la esclavitud. Pero se suponía que el peronismo tenía que hacer algo distinto. Al menos eso fue lo que nos dijeron, y lo que muchos esperaban. Sin embargo, está claro que han elegido el mismo camino del fracaso con el que liberalismo viene gobernando a la Argentina.