Milei al gobierno, Macri al poder y Rocca a YPF

Por Alfredo Zaiat

La primera semana del Presidente electo ratifica el rasgo contradictorio y confuso de sus acciones y declaraciones. La diferencia sustancial es que ahora no es panelista de programas de televisión ni candidato político de una elección, sino que ya tiene un cargo de responsabilidad institucional. En estos días hubo tres acontecimientos centrales que son fuertes pistas para conjeturar acerca de cómo sería el gobierno de Javier Milei:

1. El primer hecho de inseguridad: el asalto al patrimonio del Estado al entregar el manejo de YPF al Grupo Techint.

2. La identificación de un problema de la economía que no es el principal: qué hacer con el stock de las Letras de Liquidez (Leliq) que emite el Banco Central.

3. La revancha de los fracasados: el regreso de funcionarios del área económica del gobierno de Mauricio Macri, gestión de esos años que reúne el consenso casi unánime de que fue un desastre.

Estos son días igualmente que no le generan costos políticos a Milei porque el ganador tiene espacio para tropezar en la negociación en el armado del gabinete o para retroceder en el proyecto de dolarización. Son señales a tener en cuenta para observar si persisten en el momento de empezar a gobernar o si será una constante de la gestión que se adelanta de este modo caótica.

YPF es la joya más preciada del patrimonio del Estado

En la tarea de distribuir cargos y luego arrepentirse por razones no explicitadas, la designación ratificada en un comunicado oficial y la más importante realizada por Javier Milei, por el significado político y de negocios, fue la de Horacio Marin como presidente y CEO de YPF.

Marin trabaja en Tecpetrol, del Grupo Techint, desde 1988, donde ingresó apenas recibido de ingeniero químico de la Universidad Nacional de La Plata. Desde entonces trabajó en forma ininterrumpida en esta petrolera pasando por diferentes puestos hasta ascender al cargo de presidente de Exploración y Producción. Es un hombre de Techint ciento por ciento.

Paolo Rocca hizo gestiones personales para colocar a uno de sus más estrechos colaboradores en la máxima conducción de YPF. Quedarse con la sortija de la primera gran calesita de los negocios del gobierno de Milei fue un evento más de la disputa histórica de las famiglias Rocca y Macri, que se remonta a la competencia de sus respectivos patriarcas, Roberto y Franco.

En esta oportunidad, Paolo le ganó la partida a Mauricio, quien pujó sin éxito para que Javier Iguacel, guardián de los negocios de vialidad durante su gobierno, fuera el titular de YPF.

Tecpetrol es líder en producción de gas en Vaca Muerta

La petrolera de la famiglia Rocca tiene el área Fortín de Piedra, que alcanzó el 32% de la producción de gas de Vaca Muerta durante el último invierno. Durante este año exportará 100 millones de dólares.

Tecpetrol anotó el 24 de agosto pasado 24 millones de m3/día de producción de gas en ese yacimiento. Fue la inyección más alta en la historia de Fortín de Piedra y la producción más alta en el registro de los bloques en producción en Vaca Muerta.

Se consolida de este modo como el mayor productor de shale gas del país con el 18% de la producción total (incluyendo shale, tight y convencional) de la Argentina en invierno.

Marin está a cargo de la administración de Fortín de Piedra, el pozo de shale gas más exitoso de Vaca Muerta, y ahora pasará a manejar YPF.

YPF es líder en producción de petróleo en Vaca Muerta

La petrolera estatal es líder en la producción de shale oil. Por primera vez, Vaca Muerta superó los 300.000 barriles diarios de petróleo, y alcanzó de esta manera un nuevo record productivo. La empresa que más contribuyó a este logro fue YPF con casi el 60% de esa producción.

YPF lo aportó desde su core hub de petróleo en la formación Loma Campana, La Amarga Chica y Bandurria Sur. Así sobresale el potencial no sólo de Vaca Muerta, sino también de la extensión de tierras explotadas que tiene YPF en Neuquén.

Los registros de este año son espectaculares para la petrolera nacional, que la ubican como la compañía con mayor crecimiento no sólo en términos porcentuales (+11,6%), sino también en volumen. La producción adicional que sumó YPF en un año equivale a más del total de la contabilizada por otras petroleras como Shell o Pluspetrol a nivel nacional.

Si bien es cierto que el actual CEO de YPF, Pablo Luliano, también trabajó en Tecpetrol, al liderar el desarrollo de Fortín de Piedra en el período 2017-2020, sus comienzos fueron en YPF en 1998, luego se desarrolló en otras compañías del sector, para tener ese breve paso por la petrolera de Techint. El caso de Marin es muy diferente: es un hombre de Paolo Rocca desde la cuna del comienzo de la profesión hace 35 años.

Vaca Muerta y más

El impacto que está teniendo y promete tener todavía más en el futuro Vaca Muerta en la matriz energética de la Argentina no es secreto. Pero los resultados que comienzan a arrojar las operaciones de las petroleras en la formación neuquina, además de confirmarlo, empiezan a ponerle números concretos.

El año pasado, la balanza comercial de Energía fue negativa en 4500 millones de dólares y con las proyecciones que se hacen de Vaca Muerta (gas y petróleo) se espera para 2030 un saldo positivo de 17.000 millones de dólares. La mejora de la balanza comercial será de 22.000 millones de dólares en ocho años.

Este es el monto mínimo de la relevancia de Vaca Muerta y, en consecuencia, de YPF al ser el principal operador de esta riqueza social.

Además de Vaca Muerta existe otra joya extraordinaria: Palermo Aike, en Santa Cruz, la segunda formación no convencional más importante del país, en la cual se estiman recursos por 10 mil millones de barriles, equivalentes a la producción actual del país de 50 años. YPF asociado con la petrolera CGC del Grupo Eurnekian ya comenzaron a perforar en la zona.

Manejar YPF no sólo es Vaca Muerta y Palemo Aike, sino también la explotación offshore. Las estimaciones iniciales aseguran que bajo las aguas argentinas existen cantidades de combustible equivalentes a otra Vaca Muerta. YPF, asociada con la petrolera estatal noruega Equinor, lidera los desarrollos para avanzar en la producción offshore en distintas áreas marítimas entre las que se destaca una zona a 300 kilómetros de la costa de Mar del Plata.

El asalto al patrimonio estatal sería monumental

La dimensión de la intención de Javier Milei de privatizar YPF y de entregar ahora su manejo a Tecpetrol-Techint es impactante porque cede el control de la petrolera nacional dominante de Vaca Muerta, Palermo Aike y la producción offshore a una petrolera privada competidora.

La magnitud del negocio es multimillonaria.

La cuestión más suave de esta decisión es el inmenso conflicto de intereses derivado en que Tecpetrol-Techint accede a información, investigación y proyección, entre otros elementos estratégicos, de la petrolera líder en áreas con una de las riquezas hidrocarburíferas más fabulosas del mundo.

El aspecto más fuerte es la sospecha acerca de qué puede hacer Techint con el acceso a información confidencial de YPF, además del lugar privilegiado en una futura privatización de la petrolera.

En cualquier otro escenario político, mediático y social, el desembarco de Techint en YPF sería un escándalo descomunal.

El error de apuntar a las Leliq como el principal problema a resolver

Javier Milei está convencido de que el stock de las Letras de Liquidez (Leliq), deuda del Banco Central con los bancos, que canalizan por esta vía gran parte de los depósitos de ahorristas individuales, de empresas, universidades y otras organizaciones públicas y privadas, es el principal peligro de la economía.

La secuencia del razonamiento del Presidente electo es el siguiente:

* la inflación es un fenómeno estrictamente monetario;

* la emisión del Banco Central es la principal fuente de inflación;

* el stock de deuda de Leliq con los intereses devengados a tasas crecientes es una emisión monetaria futura que alimenta el fuego inflacionario;

* para bajar la inflación entonces es necesario frenar la emisión y, especialmente, terminar con las Leliq;

* el Banco Central puede dejar de emitir para financiar al Tesoro pero si las Leliq siguen activas, el devengamiento de intereses seguirá presionando sobre la expectativa de emisión monetaria futura;

* si el Banco Central no renovase el monto de Leliq de plazo de 28 días, ese dinero quedaría fuera del sistema bancario derivando en una hiperinflación;

* para evitar la híper y no aplicar un Plan Bonex se necesita una ingeniería financiera para terminar con las Leliq; y

* sin el «peligro» de las Leliq se puede levantar el cepo (liberar el mercado de cambio) porque no habrá riesgo de que la emisión de pesos sin el aumento de la demanda de dinero vaya corriendo a comprar dólares.

En esta línea de razonamiento aparecen algunas sentencias controvertidas, que derivan en buscar en forma desesperada una solución drástica a una situación monetaria particular que requiere abordarla, pero sin generar un problema aún mayor o un costo patrimonial inmenso para el Estado.

La fragilidad de Milei

El Presidente electo leyó en su momento el libro de Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky «Dolarización: una solución para la Argentina», y quedó fascinado con las ideas propuestas. Convocó entonces a Ocampo y lo designó presidente del Banco Central de un futuro gobierno suyo para cerrar la entidad monetaria y avanzar en la supresión del peso.

Al poco tiempo empezó a escuchar a Federico Sturzenegger, quien postula para la gestión de la economía el modelo dinámico estocástico de equilibrio general. Esta visión teórica dice, por ejemplo, que los tarifazos no son inflacionarios porque el mayor gasto en pagar servicios públicos disminuye el ingreso disponible destinado a consumir otros bienes, cuya demanda disminuye entonces y, por lo tanto, sus precios, lo que equilibra el alza de las tarifas. En los hechos, para Sturzenegger, el funcionamiento de la economía en la vida real tiene que acomodarse a la teoría, y si no lo hace es porque la teoría no está mal sino la realidad.

Esto escribió Sturzenegger en un paper cuando fue presidente del Banco Central del gobierno de Mauricio Macri, y es lo mismo que explicó Milei como candidato cuando hablaba de los aumentos de tarifas por eliminación de subsidios. Sturzenegger fue el creador de las Lebac que luego se reconvirtieron en Leliq.

El interés de Milei por las ideas de Ocampo y de Sturzenegger fue decayendo y en ese momento ingresó Luis Caputo, quien le ofreció un esquema de canje de Leliq por bonos del Tesoro más financiamiento externo. Milei se fascinó con esta posibilidad y desplazó la opción dolarización más el cierre del Banco Central. Él y Caputo dicen que ambas medidas sucederán más adelante para mantener latente la promesa electoral, pero primero tendrá que estabilizar la economía y ya se sabe, según Keynes, qué pasa en el largo plazo (que en la economía argentina no supera los dos años).

No se descarta que hasta el 10 de diciembre aparezca otro economista que seduzca a Milei con otra estrategia y sea finalmente el ministro de Economía.

El eventual ministro de Economía adelantó a los bancos la política económica

Caputo les confió a los bancos, en un encuentro reservado en La Rural, el viernes pasado, que, en caso de asumir el cargo de ministro, la cuestión central será el equilibrio fiscal financiero (incluye el pago de intereses de la deuda). Esto implica un ajuste muy fuerte del gasto público.

Adelantó que no se levantan los controles cambiarios en forma inmediata y que no está diseñando una nueva versión de Plan Bonex (entrega de títulos públicos a ahorristas de plazos fijos). La política de shock es fiscal y monetaria porque estas dos variables serán el ancla antiinflacionaria.

Con respecto al proyecto de dolarización se archiva para la actual coyuntura económica y plantea que lograda la estabilidad es un debate a dar.

Para impulsar la demanda de crédito bancario señaló que existen muchas regulaciones que lo restringen y, por lo tanto, es necesario eliminarlas. Elogió el papel de los bancos en el crecimiento económico, al tiempo que mencionó que es imperioso desarmar el esquema donde el margen financiero de las entidades está 75% regulado (gran parte por el sistema de Leliq y por normas que fijan las tasas de interés pasivas y activas).

Esta movida de Caputo muestra que poco y nada aprendió del paso por la función pública, o, en realidad, que forma parte de su naturaleza: entregó información confidencial a banqueros privados nacionales y extranjeros induciendo de este modo una inmediata suba extraordinaria de las acciones de los bancos que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, que treparon ese mismo viernes de 20 a 30 por ciento.

Las opciones A y B de Caputo para las Leliq

El eventual ministro de Economía de Milei piensa lo siguiente respecto a las Letras de Liquidez (Leliq) que emite el Banco Central:

La acumulación de un stock de pasivos remunerados en el balance del Banco Central (Leliq y pases) representan una amenaza para la estabilidad económica.

* La opción de volcar esos pesos en el mercado podría sumergir al país en una hiperinflación, pero mantenerlos en el balance del Banco Central representa un costo cuasifiscal enorme.

* Por eso es esencial implementar un esquema monetario que sea consistente con el esfuerzo fiscal requerido y que ayude a mitigar la amenaza candente del excedente de pesos.

* Es decir, llegar en el corto plazo al equilibrio fiscal financiero es una condición necesaria, aunque no suficiente, para evitar una crisis.

* Por lo tanto, resolver el tema de las Leliq determina el éxito o fracaso de un plan de estabilización.

Una opción que plantea es la de canjear la deuda del Banco Central por deuda emitida por el Tesoro. Este camino cambia la cabeza del deudor, no así la exigencia del esfuerzo fiscal para alcanzar el deseado equilibrio. Aquí aparece el problema del descalce de plazo (las Leliq son a 28 días y no está determinado cuál sería el plazo para estos nuevos títulos del Tesoro). Tendría que modificarse el límite que hoy existe de tenencia de bonos públicos en el activo de los bancos. Y lo más importante es que esta maniobra financiera dependerá de la confianza que pueda generar en ahorristas individuales y empresas, que pasarán a tener respaldo por sus colocaciones bonos del Tesoro, cuya liquidez dependerá del mercado y ya no del Banco Central.

La otra opción de Caputo es, con esta misma lógica, emitir deuda contra garantía de activos públicos (oro, acciones de YPF, FGS de la Anses), que encierra el riesgo de la liquidación de una parte del patrimonio del Estado.

También tiene prevista una combinación de ambas opciones: canje de Leliq por bonos emitidos por el Tesoro Nacional y recompra de estos papeles con financiamiento externo (Bank of America y otros grandes fondos extranjeros, como BlackRock) vía emisión de deuda con o sin garantía de activos públicos. Pero así los bancos se quedarían con una liquidez (en pesos o en dólares) sin espacio para colocar esos fondos.

Cada una de las opciones tienen costos elevados, equivocando el diagnóstico sobre que las Leliq es el principal problema de la economía argentina.

La revancha de los fracasados

El apoyo explícito de Domingo Cavallo a Javier Milei, el probable desembarco de Luis Caputo en Economía y de Federico Sturzenegger en un ministerio o en un área dedicada a modificar y eliminar normas de regulación, entre otros funcionarios con pasado en la gestión pública, es prueba de dos cosas:

1. El poder económico perdona una y otra vez hasta impulsar el regreso a la función pública de quienes les entregaron satisfacciones en términos económicos, financieros y políticos.

2. La impunidad de que gozan economistas que fueron un fiasco en la gestión, cuyo saldo fueron costos inmensos para la mayoría de la población.

Milei lo dijo en más de una ocasión y parece que fue sólo una consigna de panelista para capturar audiencias y que repitió como candidato para seducir al electorado: «Una Argentina distinta no es posible con los mismos de siempre».