Por Daniel Erne
Especial para
Periodismosn.com.ar
No todo está como era entonces, ni la casa ni el árbol caído. El poeta Olegario Víctor Andrade no podría completar su recordado poema porque el tiempo pasa y lo que ayer era tronco hoy es, con mucha suerte, leña para iniciar un fuego.
Pero aquí estamos dispuestos a regresar al ruedo. Desde que dejé mi querido Diario El Norte cuando pertenecía a la familia Zuelgaray, no he vuelto a empurrar las teclas de una computadora para escribir una nota. Es una lástima, además, que se perdiera todo el material de la antigua web del diario local.
Ahora intento regresar para dedicarme a la actualidad, aunque nuestro país tiene la manía de repetir historias con la variante de empeorarla cada vez más. Se han sembrado vientos y es factible que se cosechen tempestades. La ciudad que dejé de ver con ojos periodísticos, hace más de un lustro, realmente, hoy es otra.
Intentar hacer una lectura política es casi imposible. El Pasaglismo con hidalguía se ha impuesto como la fuerza más poderosa marcando el rumbo político de la ciudad. Son pragmáticos y si algo ha carecido la oposición es claridad en las ideas. Solo se han servido de un populismo berreta y con fondos públicos para hacerse los rebeldes con causas que atrasan, en los modelos socialistas auténticos, más de tres décadas. Solo han logrado asemejarse a los mamarrachos populistas que pululan en nuestra humillada América Latina. Si Diaz Bancalari estuviera vivo ya hubiese limpiado al partido Justicialista de los “revoltosos” que, sin haber vivido los setenta, se enorgullecen de la lucha fratricida a que nos llevaron los Montoneros, Erp y demás hierbas.
Es una pena que Gaincerían no pudo – o no quiso- imponerse haciendo un partido razonablemente peronista. Agrego que también nada es lo mismo en el radicalismo. En la peor versión que se les conoce, a los muchachos de la boina blanca, se aliaron con el conglomerado que llevo a Massa a una derrota de la cual le costará regresar. Si fuéramos un país serio diría que esta elección tendría que haberlo retirado de sus aspiraciones presidenciales, pero nunca se sabe…son especialistas en reciclarse y en volver. ¿Se acuerdan de “voy a poner presos a los ñoquis de la “Cámpora” ?.
Además, vayan soltando los puestos que tomaron en las instituciones del Estado, claro, si tienen algo de dignidad. Basta de utilizar al Estado como refugio. Si cayeron como paracaidistas es hora, muchachos, que aprendan o les hagan saber que no se puede usurpar a voluntad puestos para los que no concursaron ni estuvieron preparados para ocupar. Ya nos tragamos varios sapos. Es hora de regresar a la normalidad. Así como el que quiere gobernar debe hacerse un partido y ganar elecciones, quien desea trabajar en instituciones públicas debe prepararse y concursar los cargos como cualquier hijo de vecino. Somos todos iguales. Aunque desde hace años existen algunos más iguales que otros decía el chancho en La Rebelión en la Granja de George Orwel. No se ilusione demasiado con las nuevas perspectivas. Claro que, ante lo vivido, hasta un huracán es bienvenido.
Le comentaba que no se ate demasiado los rulos con los nuevos tiempos políticos que se avecinan. Claro que no deja de ser esperanzador este nuevo aire de sentido común. Pero a muchos observadores y a mí en particular no agrado, demasiado, que el nuevo presidente antes de asumir viajara, a Estados Unidos de América, en avión privado pagado por un empresario que sería el candidato a ser el próximo embajador en el país del norte. Mire… no queda bien. Nadie pone 300 mil dólares por amor a la Patria sino piensa obtener un rédito. Para ser coherente con su discurso tendría que haber viajado en un avión de línea.
Sin abandonar nuestros pagos y perdón, por el atraso, todavía no me explico, con razonabilidad, como se logró hacer, en San Nicolás, un estadio único de futbol. Obra de por sí maravillosa que enorgullecería a cualquier ciudad de nuestro tamaño e importancia. Pero que tuvo un costo de alrededor de siete millones de dólares. El estadio es impecable en todo sentido. Pero queda la duda si se justificaba tamaña inversión en una ciudad, por ejemplo necesitada de mejores plantas de tratamiento de afluentes cloacales sin “desvíos” no autorizados- lo dice la justicia-.. En fin, en todos lados se cuecen habas y no hay mejor practica que la democrática para dirimir los conflictos. La razón, por sí sola no tiene mayorías, y solo a los locos se les otorga licencia de pretender hacer lo que les plazca.
Buena semana.