Por Daniel Erne
Especial para
Periodismosn.com.ar
Este domingo se produce no solo un cambio político en nuestro país. Arribamos a una posible mudanza de época. Esto será independiente de los resultados que se obtenga en esta nueva etapa. Un desconocido, en el ambiente político, fue designado, por la mayoría del pueblo argentino, para conducir los destinos del país.
Pese a quien le pese y duela a quien le duela todavía se puede creer en estos misterios de la vida. Un ignoto de la política con el solo el antecedente de participar en programa periodísticos y hacer de punto para la burla hoy se convierte en banca. Se abrió una puerta hacia una mudanza. A partir del domingo habrá una manera de mirar al poder como un instrumento para generar beneficios a la comunidad y no engrosar los patrimonios personales. No podemos creer que solo fue magia. Buscando la negativa quizás no es que el pueblo, en su mayoría, le creyó. Lo cierto es que la población perdió casi toda la confianza en la clase dirigente que nos viene conduciendo desde el regreso de la democracia. En otros países también ocurrieron fenómenos políticos como la aparición del ahora preso ex presidente de Perú Pedro Castillo. La diferencia entre Milei y Castillo es que el primero tiene una formación académica superior y nunca participo de actividad sindical. Milei llega por el voto de centro derecha y Castillo por la confianza de la izquierda que buscó desaforadamente un rostro nuevo sin tener en cuenta las limitaciones del candidato.
La gente se fastidió de los Odorico Paraguacu que, en la novela El bien amado, engaña al pueblo con promesas vanas. Pero paradójicamente este intendente al cumplir uno de sus objetivos electorales, la creación de un cementerio, ve truncado su esfuerzo porque no logra inaugurarlo dado que no se produce ningún fallecimiento. Empecinado trae moribundos de otras regiones que milagrosamente en el pueblo se recuperan Al fin logra su propósito siendo él mismo el primer cadáver enterrado en su cementerio.
Vaya paradoja para quien dijo muchas veces hagan un partido, ganen las elecciones y ocupen el poder. Parece que el economista rebelde le hizo caso. Necesitamos más ciudadanos valientes que tengan el gesto de heroico de no trabajar para un partido político sino para bien del estado de bienestar del pueblo que representan. El bien común no significa que ofrezca dinero sin trabajar y que esconda el mérito como motor de la superación del ser humano. Lo único que se le podría reprochar al nuevo presidente esa extrañeza, cuando era diputado, de no cobrar su sueldo. Al simple raciocinio esto nos llevaba a pensar que su esfuerzo era ocupado por otro trabajo y que a la tarea legislativa le dedicaría poco tiempo. Esperemos que no repita la historia y que no proliferen esos ejemplos. Es preferible un congresista, ministro o sea cual fuese su cargo en el Estado que viva de su sueldo y no de “otros ingresos”.
También el fenómeno Milei indica a las claras que la mayoría de la población se cansó de aquellos que laburaron toda su vida de ser políticos. Se molestó, el ciudadano medio, no poder explicarse como hacen fortunas que nadie en su sano juicio puede comprender. El presidente Milei es un claro ejemplo que la población no compra siempre lo que se le vende y que la ciudadanía no aguanta más una calesita infinita de fracasos. Es el mismo caso de un hombre engañado por su mujer y que vuelve, tras perdonarla, una y otra vez. Un día se cansa.
Para San Nicolás continúa una etapa con un nuevo Passaglia ocupando el sillón de calle Pellegrini y Rivadavia. Seguramente continuará con la obra de sus antecesores – en este caso familiares -. Sería bueno que tras estos cuatro años que tiene por delante surja del partido que lo llevó al poder otro nicoleño que gobierne los destinos de la ciudad. No convirtamos el Passaglismo en una suerte de elite aristocrática.
Los argentinos se cansaron de tanto derroche de sin razón. Sirva el caso del nuevo presidente para encender la mecha de la participación del pueblo en la tarea política. El no te metas, solo ha servido como mantra para los corruptos o peor para los inútiles (que son más peligrosos).
Buena semana.