Por Daniel Erne
Especial para
Periodismosn.com.ar
La frase que encabeza esta nota se refiere a los cerdos que después de haber estado todo el año comiendo y siendo cuidados por sus amos, llegan al matadero y cumple con el destino de engordar para morir.
También señalan que puede estar sujeto al significado del que promete ejecutar algo confiando en el plazo que se le concede y el engaño de quienes actuado mal se creen impunes. Las dos definiciones se ajustan en mas o en menos a la realidad.
Ahora, después de 20 años, donde el pueblo despilfarró la confianza en muchos de quienes se erigieron como sus autoridades cambió el destino y colocó las velas en busca de nuevos vientos.
Atención que los cheques en blanco a largo plazo se terminaron. Estamos en tiempo en se esperan cambios y que se cumpla con la palabra empeñada. Pero hay que sostener con el ejemplo lo que se pregona porque de lo contrario repetimos ciclos. Nadie quiere repetir lo que envenenó a un par de generaciones.
Los sincericidios suelen ser muy desafortunados. Es bien cierto que la verdad es la mejor herramienta para enfrentar las realidades, pero también hay verdades que suelen ser más duras que otras. No es bueno asustar a la población sin un panorama, a no muy largo plazo, donde se pueda ver una luz de esperanza. Todavía no entramos realmente en la realidad que nos tocara vivir, pero si nos toca padecer por manejos espurios o irresponsables esta bueno que los mismos paguen por lo hecho. ¨Por qué hasta ahora solo son simulacros de enjuiciamiento y solo pocos son los juzgados y encarcelados.
En castellano: el que trajo el borracho que se lo lleve. Si lo quiere más claro
los culpables de esta súper inflación que se avecina, apareciendo como fantasmas sobre nuestras vidas, tienen que dar explicaciones. De no ser claras y justificadas las razones deben ser juzgados con toda la severidad. Ejercer la autoridad no debe ser incompatible con la responsabilidad de esos errores que se producen en el ejercicio de la misma. Si se imprimió dinero demás y en contra de una lógica deben explicar y pagar, si así lo amerita, los horrores – porque no son errores- que se cometieron. Esto me recuerda cuando en tiempos de otra administración municipal se hizo, en la plaza donde ahora funciona el denominado Parque de la Juventud, una fuente que tuvo un valor en dólares excesivo y que además no sirvió para nada. Tal es así que fue demolida. Nadie dijo esta boca es mía. Pero tengamos esperanza que, aunque se avecinen tiempos difíciles. Tan difíciles como tantos tuvo que atravesar el pueblo argentino. Se verá una luz al final del camino. Confiemos que sea la claridad de una salida saludable para nuestra república y no el mismo camión que nos viene atropellando hace más de cincuenta años.
Buena semana.